Todos hemos tenido alguna vez oportunidad de enfrentarnos ante situaciones que han desafiado nuestra creatividad y nuestra habiliad para solucionar lo planteado. Sin embargo, no todos hemos tenido la suerte de salir airosos de estas situaciones y una probable explicación a esta diferencia estribaría en el hecho que muchas veces las salidas que "ideamos" no son necesariamente las más idóneas y no se corresponden con las características del problema a enfrentar y resolver. Es así como se hace imprescindible aprender que si no actuamos de una manera organizada y ordenada, difícilmente tendremos éxito en nuestras actividades futuras. Emprender algo, resolver problemas, o simplemente mantenerse exitoso no solo en la vida empresarial sino también en la particular, exige algo más que buenos deseos. Exige que tengamos un plan.
Habrá quienes dirán que la experiencia y el "olfato" son suficientes para actuar en el mundo de los negocios, pero es una apreciación algo arriesgada. Lo que queda claro es que las empresas que se han preparado adecuada y disciplinadamente para desarrollar sus actividades, han tenido mayor éxito y mejores resultados que las que no.
En qué radica la diferencia ?....simple: Es un asunto cultural que lamentablemente en nuestros países está muy arraigado y que hace impostergable la búsqueda de fórmulas educativas y prácticas aleccionantes para que no ocurran los descalabros empresariales que se ven en los niveles gruesos de la sociedad empresarial. En ese universo de empresas micro, pequeñas y medianas, hay cifras aterradoras que nos revelan que algo se está haciendo mal y que de no admitir con valentía y sentido de la objetividad que eso está sucediendo, mucha liquidez se perderá en intentos fallidos. De 10 empresas que se forman, apenas 6 logran pasar la barrera de los 3 años, de éstas, sólo 4 pasan la barrera de los 5 años, y de éstas últimas, apenas 2 llegan a superar la barrera de los 8 años de existencia.
Lógicamente exitiría explicación para el cierre en algunos casos, como por ejemplo, cierre por término de contrato, cierre por término de gestión (investigación previa a determinada inversión), cierre de una denominación por ingresar a otra, etc. Pero estos casos no son la mayoría y constituyen más bien, una cifra muy reducida. La verdad, es que se desperdician muchísimos recursos por no haber hecho un proceso planificador serio que describa las características del mercado y oriente el despliegue de una estrategia más o menos ideal a estas características.
Repito, no se garantiza el éxito por tener un plan, pero se minimizan ostensiblemente las posibilidades de fracasar. A eso le apunta esta entrega. A difundir entre los amables lectores la necesidad de incorporar a la cultura cotidiana de los negocios, la importancia de la planificación en todo ámbito.
No propongo llenar el escritorio de muchos planes. Puede haber tan solo un plan que contenga todos los aspectos críticos de la gestión que sirva para guiar la actuación de la empresa. Como es lógico suponer, será necesario evaluar el trabajo de la empresa en ajuste al plan para ver si se logró el desempeño que se buscaba y si se alcanzaron las metas propuestas.
Hasta la próxima